Uretritis y cistitis proliferativa en un perro 🐶
Repasamos este interesante caso urinario.
¡Hola! 👋
En esta ocasión te traigo un nuevo caso, concretamente una uretritis y cistitis proliferativa asociada a infección por Proteus mirabilis 🐶
Te muestro todo el abordaje paso a paso, incluyendo vídeos del diagnóstico, tratamiento y respuesta 🤓
Reseña e historia
Perro de aguas de 4 meses, entero, correctamente desparasitado y vacunado, con una historia crónica-intermitente de hematuria (al final de la micción) y signos urinarios de las vías inferiores (estranguria y polaquiuria).
La evaluación inicial realizada por el veterinario remisor fue compatible con una sospecha de cistitis bacteriana y el perro fue tratado con antibioterapia de amplio espectro (amoxicilina-ácido clavulánico) durante 7 días, observándose una resolución completa de los signos clínicos.
Al finalizar el tratamiento se observó recidiva de los signos clínicos, optándose por repetir y prolongar el tratamiento hasta los 10 días.
De nuevo, la respuesta clínica fue completa, pero los signos urinarios recidivaron tras la retirada de la antibioterapia.
Se realizó una ecografía abdominal donde se visualizó una estructura a nivel vesical compatible con un cálculo/pólipo con inflamación asociada y un cultivo de orina que evidenció una infección bacteriana (Proteus spp.).
Se instauró tratamiento con enrofloxacino durante 10 días, observándose respuesta clínica completa.
Tras su retirada, los signos clínicos recidivaron, motivo por el que el caso fue referido a nuestro centro.
Examen clínico
En consulta el perro estaba alerta y responsivo a estímulos.
Su peso corporal era de 16,2 kg (CC 5/9).
En el examen físico las mucosas estaban rosadas y húmedas. El TRC era < 2 segundos. La auscultación cardíaca y pulmonar fueron normales (frecuencia cardíaca 136 lpm, frecuencia respiratoria 22 rpm). Los pulsos femorales eran fuertes y sincrónicos. Los ganglios linfáticos periféricos se encontraban dentro de los límites normales. La palpación abdominal fue normal. La temperatura rectal fue de 37,6ºC. Ausencia de lesiones a nivel del pene y prepucio.
Pruebas diagnósticas
El hemograma reveló leve monocitosis.
No se observaron alteraciones a nivel bioquímico o electrolítico.
El urianálisis (cistocentesis) demostró una orina de color amarillo oscuro y levemente turbia. La densidad urinaria era adecuada (1.037). La tira de orina reveló un pH alcalino (8), presencia marcada de piuria (3+), proteinuria (2+), hematuria (3+) y abundante cristaluria (estruvita). El análisis del sedimento urinario reveló la presencia de abundantes bacilos, glóbulos rojos y glóbulos blancos.
La ecografía abdominal reveló una marcada irregularidad y engrosamiento de la pared vesical con presencia de abundante sedimento hiperecoico en suspensión.
Los riñones presentaban una arquitectura conservada y dimensiones normales.
Los linfonodos mesentéricos se hallaron hipoecoicos discretamente, heterogéneos y con un discreto aumento de tamaño.
El cultivo de orina evidenció un marcado crecimiento (> 100.000 UFC/ml) de Proteus mirabilis, sensible a múltiples antibióticos (tabla adjunta).
El cortisol basal descartó un hipoadrenocorticismo (5 ug/dL).
Los ácidos biliares pre- y post-prandiales se encontraron dentro del rango de referencia (0,4 umol/L y 0,3 umol/L), respectivamente.
La serología de Leishmania y el SNAP 4DX (Dirofilaria, borrelia burgdorferi, ehrlichia canis, anaplasma phagocytophilum y anaplasma platys) fueron negativas.
Valoración inicial del caso y tratamiento
En base a la historia, signos clínicos, hallazgos ecográficos y microbiológicos, se sospechó de una recidiva de cistitis bacteriana asociada a la presencia de Proteus mirabilis.
Debido a que las infecciones bacterianas en cachorros son infrecuentes, se inició un protocolo diagnóstico para tratar de identificar enfermedades predisponentes, siendo más probables: urolitiasis, pólipos o anomalías anatómicas que generen un nido bacteriano; seguido de enfermedades metabólicas (ej. anomalías vasculares hepáticas congénitas, hipoadrenocorticismo) o estados de inmunosupresión (ej. infecciones transmitidas por garrapatas, leishmaniasis, etc.).
Se instauró tratamiento médico mediante antibioterapia con amoxicilina-ácido clavulánico durante 2 semanas.
Además, se recomendó incrementar el consumo de agua, administrar una dieta específica urinaria y arándanos junto al alimento (ya que pueden evitar la adherencia de las bacterias a las células epiteliales) y N-acetil D- glucosamina para tratar de ayudar al epitelio de la mucosa vesical.
El examen ecográfico de control realizado 10 días después de iniciar el tratamiento médico reveló una notable mejoría respecto al estudio anterior (ausencia de sedimento urinario y leve engrosamiento de la pared vesical).
El urocultivo resultó negativo, pero con “test de actividad antibacteriana” positivo.
Seguimiento inicial
Pasados 7 días tras completar el curso de antibiótico se repitió un urocultivo, revelando de nuevo crecimiento de Proteus mirabilis, con un patrón de sensibilidad / resistencia idéntica al cultivo inicial.
Durante la espera de los resultados del cultivo el perro volvió a presentar signos urinarios, motivo por el cual se retomó la antibioterapia reciente.
La ecografía abdominal reveló cambios similares al examen de la primera consulta, por lo que se planteó la realización de pruebas adicionales.
Pruebas diagnósticas adicionales
Se llevó a cabo una uretrocistoscopia bajo anestesia general.
El examen de la uretra reveló en su aspecto proximal y en contacto con la unión vesical una mucosa edematosa, con áreas de proliferación epitelial marcadamente irregular, de aspecto friable, y la presencia de bandas (vídeo adjunto).
Se apreció engrosamiento circunferencial que reducía parcialmente la luz uretral.
La mucosa vesical presentó congestión difusa, con aspecto rugoso y engrosado.
Se identificaron múltiples formaciones polipoides y papilares pequeñas distribuidas principalmente en el trígono.
Se tomaron muestras para posterior estudio histopatológico y cultivo del tejido (vídeo adjunto).
Los hallazgos microscópicos y microbiológicos fueron compatibles con una uretritis y cistitis proliferativa asociada a infección bacteriana por Proteus mirabilis.
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Reevaluación y evolución del caso
En estos casos generalmente no puede determinarse si el proceso inflamatorio precede a la colonización bacteriana del sistema urinario o viceversa.
Ante la elevada sospecha de nidos bacterianos y con el objetivo de intentar maximizar la respuesta, se optó por emplear antibioterapia con mayor capacidad para penetrar en el tejido urinario (enrofloxacino 5 mg/kg durante 6 semanas).
En función de la evolución del caso, también se valoró la posibilidad de introducir terapia antiinflamatoria / inmunomoduladora (ej. ciclosporina).
Durante las 6 semanas del tratamiento el perro se mantuvo libre de signos clínicos y las ecografías seriadas de la vejiga revelaron resolución completa de los cambios macroscópicos.
Pasados 7 días tras el cese de la antibioterapia, el perro comenzó de nuevo a mostrar signos urinarios (hematuria y polaquiuria).
Se realizó un cultivo de orina que evidenció de nuevo crecimiento de Proteus mirabilis con idéntico patrón de sensibilidad / resistencia a los antibióticos.
Con el objetivo de controlar la inflamación y prevenir la formación de tejido adicional en las vías urinarias, se instauró tratamiento inmunomodulador con ciclosporina (5 mg/kg cada 24 horas), asociado a terapia antimicrobiana con enrofloxacino durante un período continuo de dos meses, con la finalidad de eliminar posibles focos bacterianos.
Transcurrido este tiempo el perro se mantenía clínicamente estable y no se observaron alteraciones macroscópicas en el examen ecográfico del sistema urinario.
El urocultivo resultó negativo pasados 7 y 21 días tras el cese de la antibioterapia. La frecuencia de administración de la ciclosporina se redujo a cada 48 horas durante 1 mes previo a su retirada completa.
Pasados 2 años, el perro permanece libre de enfermedad 🥳
Discusión
La uretritis proliferativa es una enfermedad inflamatoria e infiltrativa poco común de la uretra que frecuentemente se diagnostica erróneamente como neoplasia del tracto urinario debido a su apariencia proliferativa y naturaleza obstructiva.
Los perros afectados suelen presentar con polaquiuria y estranguria.
La causa subyacente no está completamente comprendida, pero se asocia frecuentemente con infecciones del tracto urinario y posiblemente con inflamación inmunomediada.
Más del 50% de las muestras histológicas son positivas para bacterias adherentes o invasivas, y en torno al 75% de los perros afectados tienen historial crónico de infecciones del tracto urinario recurrentes, presentando la mayoría piuria y hematuria en el análisis de orina.
Las opciones de tratamiento incluyen antiinflamatorios, inmunosupresores, relajantes uretrales y antibióticos, y los casos con obstrucción requieren eliminación de la lesión mediante dilatación con balón o colocación de stent uretral.
Se trata de una enfermedad con alta tasa de recurrencia, por lo que el pronóstico es reservado en muchos casos.
La re-obstrucción es la causa más común de eutanasia asociado a la patología.
Espero que te haya gustado 👌
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- Carlos Martínez Gil







